Virucidas para la descontaminación de superficies inertes del virus del fruto pardo y rugoso del tomate (ToBRFV, “rugoso”)

El virus del fruto pardo y rugoso del tomate (tomato brown rugose fruit virus, ToBRFV) está causando una epidemia en cultivos de tomate que pronto alcanzará dimensiones globales. ToBRFV causa enormes pérdidas en el cultivo intensivo de tomate, representando en la actualidad una de las mayores amenazas para la continuidad de este cultivo en Mazarrón y, en menor medida, Águilas, de la Región de Murcia.

ToBRFV, como otros tobamovirus, es muy estable, y puede permanecer infectivo en superficies contaminadas durante periodos de tiempo muy prolongados. Estas superficies incluyen maquinaria, herramientas, cajas de transporte de frutos, bandejas de semilleros, plásticos de invernaderos, etc. Se han publicado algunos trabajos evaluando productos que se comercializan como virucidas (Kai-Shu Ling et al., 2022, Horticulturae, 8, 1193. https://doi.org/10.3390/horticulturae8121193). Sin embargo, la información existente es escasa y no llega a los productores. En un esfuerzo de extensión agraria, el grupo de Patología Vegetal del CEBAS-CSIC, esponsorizado por Abiopep S.L., ha medido la actividad virucida de cinco productos comerciales: Virkon-S (Zotal S.L.) está autorizado para ganadería, pero existe una variante autorizada en horticultura, Virkon-H (Corteva). Menno Florades (Royal Brinkman) y Kickstart (Provetsa) están autorizados en horticultura. Virocid (Provetsa) es para uso en ganadería, pero se ha incluido en trabajos internacionales dando muy buen resultado. La lejía es un desinfectante muy accesible y ampliamente utilizado; las presentaciones comerciales son hipoclorito de sodio, solución de 37 g de cloro activo por litro. En este ensayo la lejía se usó con la adición de una gota de lavavajillas Mistol por cada 200 mL, equivalente a 0,5 mililitros de Mistol por cada litro de lejía al 6%. 

En el experimento se diluyó la misma cantidad de liofilizado infectivo de ToBRFV en cada una de las sustancias indicadas más arriba. Estas preparaciones se incubaron entre 1 y 4 minutos, y a continuación se aplicaron en medias hojas de plantas indicadoras (Panel A). El número de lesiones locales que aparecen en las hojas inoculadas es una estima fiable de la infectividad del inóculo; cuantas menos lesiones aparezcan, más efectivo es el virucida. Se realizaron 24 repeticiones de cada tratamiento. Los resultados mostraron que los virucidas más efectivos fueron, por este orden, Virocid 1%, lejía 6%, Menno Florades 4%, Kickstart 1%, Virkon-S 1% (Panel B). Desafortunadamente, Virocid no está autorizado para su uso en horticultura, por lo menos por el momento. La lejía diluida hay que utilizarla con las precauciones exigidas por la legislación vigente.

CEBAS-CSIC agradece a Provetsa el suministro de muestras gratuitas de Virocid y Kickstar.